Por J.C.V)
Por la cumbre del Cerro Tunal, emergió el poderoso
e imponente Señor llamado Meknón "El pájaro errante de voz
estruendosa" venía emigrando del norte a través del mar, en busca de
nuevas tierras y mejores horizontes para su pueblo. Meknón y su lugarteniente
Kukung Arák, su séquito conformado por sus fieles mujeres, sus jóvenes
capitanes y leales seguidores, contemplaron extasiados aquella región generosa
y supieron que por fin el largo peregrinaje había terminado. Con júbilo
radiante, Meknón señaló las fértiles y exuberantes tierras escoltadas por muros
de médanos reverberantes; cercano estaba el mar, caudalosos los ríos que
desembocan allí, abundantes los frutos y animales silvestres, claro y luminoso
el cielo que hacia más favorable y propicia la observación y benevolencia de
los dioses celestes. Todo era riqueza y generosidad por aquellos soleados y
calurosos ámbitos y por eso Meknón y Kukung Arák decidieron establecer y
prolongar su estirpe en aquel lugar y le llamaron Valle Ccatac Ccaos.
Largo tiempo después, arriba del sur a estas
tierras otro poderoso Señor llamado ÑARI llego del sur del Perú, ya había
intuido la existencia de aquellas tierras propicias, acompañado de un séquito
numeroso, halló también los arenales límpidos y suaves como los vergeles y
bosques enclavados por aquellas tierras. Enterado por sus mensajeros de la
llegada de este Señor peregrino, Meknón acude al encuentro de Ñari- impregnado
de la generosidad de estas tierras, lo acoge fraternalmente, lo hace conocer la
amplitud fértil de la región invitándolo a compartir aquella naturaleza
hospitalaria.
martes, 13 de enero de 1970
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