Meknón había volado por largo tiempo siguiendo la
ruta del mar. Venia del norte, remontando el aire con un vuelo cadencioso, y
cada cierto trecho emitía un sonido que retumbaba a lo lejos. Hasta que avisto
la cumbre del Cerro Tunal y tuvo la certeza que la búsqueda de nuevas tierras
había llegado a su fin.
Se despojo de sus alas y decidió vivir, por un
tiempo, junto con sus seguidores, en las cavernas que existían por el caserío
de paredones, en la margen derecha del rio Lengash.
Poco a poco, Meknón y su gente empezaron a trabajar
la tierra y a construir bohíos con cañas silvestres, carrizos y hojas amarradas
con bejucos.
Cuando Meknón considero que había llegado el
momento propicio, reunió en la parte alta del Cerro Tunal a sus fieles mujeres
y a sus leales capitanes llamados Yarlec Equec , Timac Anac , Adanac , Aquec y
otros nombres que se han borrado con el paso del tiempo , y les dijo :
- ¡aquí este Valle se llamara CCATAC CCAOS y aquí
viviremos para siempre !
Todos se arrodillaron, besaron la tierra, se
abrazaron jubilosos y continuaron escuchando a su jefe.
- Hasta donde alcanza la vista – dijo MEKNÓN,
señalando las tierras fértiles, rodeados de médanos reverberantes, del mar a
donde llega un rio caudaloso y de un cielo despejado y hasta donde podamos
llegar sin cansarnos, hasta allí, todo es nuestro.
MEKNÓN ordeno construir una ciudadela con palacios
de adobe, para el y sus mujeres, y para sus capitanes y le puso por nombre
KUKUNGARAK en honor a su lugarteniente y co - fundador de su Etnia. Alrededor
se establecieron los bohíos de sus seguidores. Gustaba tomar chicha y comer
carne de palomas silvestres y pescado del rio. Y cuando aprendió a comer carne
de llama, las hizo traer de los andes y las mando a criar para la alimentación
y para el acarreo de carga. Se mostro muy celoso con sus mujeres que habían
venido con el desde el norte. Dio instrucciones precisas que todo poblador
debía respetar para no ser castigado.
Mucho tiempo después, cuando nada alteraba la
tranquilidad del poblado, pasada la medianoche, mientras todos dormían
apaciblemente. Un regador dio aviso a los guardias que despertaron a Meknón. Y
así casi todos los pobladores fueron saliendo de sus bohíos. Fue por entonces
que se apareció Narigualá con un sequito numeroso. Meknón se entero por un
mensajero de la llegada de este señor peregrino que venia del sur. Acudió a su
encuentro y lo invito a vivir en armonía.
Para todos hay agua, tierra, aire y bosques que dan
leña y alimentos – le dijo Meknón a Nariguala – bienvenidos sean hermanos
En nombre de mi pueblo, te agradezco hermano - le
dio Narigualá
Juntos recorrieron la amplitud del exuberante valle
y decidieron compartir toda su riqueza. Narihuala estableció a su gente en
áreas libres, sin perturbar nunca al pueblo de Meknón
Así fue como esos dos grandes señores reinaron
juntos por largo tiempo. Narigualá enseño nuevas costumbres y nuevas artes a
los descendientes de Meknón. Muchos años más tarde se construyo Nariguala en
agradecimiento a ese gran señor.
La población creció y se expandió por otros
territorios. Nuevos jefes y curacas aparecieron por los valles y lugares
conquistadores: marca huillca, Poec Chios, Almotaxe o Coclan. A todos les
enseñaron la destreza del tejido y se les hacia colocar vistosas CHAQUIRAS. Y a
los jóvenes se les tatuaba los brazos y la cara para demostrar que descendían
de nobles curacas.
EL HABLA DE MI PUEBLO
Meknón: pájaro errante de estruendosa voz
Catac Ccaos. Llano inmenso y abundante de bosques y
animales
Kukungará. Nombre de la ciudadela erigida en honor
a Meknón
Narigualá. Ojo grande que avizora el horizonte
ya que existían una área que fue desprendida para
dar paso a los trabajos de la defensa del rio. Piura.
martes, 20 de enero de 1970
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