N° Mesas | N° Electores | Total de Votos Emitidos | Total de Votos Validos | % Actas Computadas |
58 | 10,111 | 5,681 | 4,990 | 65.52 % |
Nombre del Candidato | Total Votos | % Votos |
2,524 | 50.58 % | |
1,962 | 39.32 % | |
172 | 3.45 % | |
112 | 2.24 % | |
102 | 2.04 % | |
59 | 1.18 % | |
Kukungarak -Lugar donde se "encuentran" los restos del Rey Meknón (Cultura Meknón)
N° Mesas | N° Electores | Total de Votos Emitidos | Total de Votos Validos | % Actas Computadas |
58 | 10,111 | 5,681 | 4,990 | 65.52 % |
Nombre del Candidato | Total Votos | % Votos |
2,524 | 50.58 % | |
1,962 | 39.32 % | |
172 | 3.45 % | |
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EL CURA MORI ENTREGA TIERRAS A LOS INDÍGENAS ETNICOS DEL VALLE LLAMADA CCATAC CCAOS
El bachiller , Vicario Juan Alonso de Mori y Alvarado simplemente el CURA MORI trabajaba en el año 1627 en el obispado de Trujillo, cuando éste estaba a cargo de monseñor Carlos Marcelo Corni.
Fue por esa época que surgió un entredicho entre el obispo y los priores de las congregaciones de Santo Domingo, San Francisco, La Merced y San Agustín, lo que determinó que los prelados fueran excomulgados por el obispo, los que ni cortos ni perezosos, devolvieron con la misma moneda el agravio, y excomulgaron a don Carlos Marcelo, fundador del famoso Seminario que hasta ahora existe en Trujillo.
Cuenta don Ricardo Palma en su tradición “Excomunión contra excomunión”, que fue el bachiller Juan de Mori el encargado de denunciar a los fieles, la excomunión fulminada contra cuatro prelados, para lo cual, subiendo al púlpito de la iglesia de Santo Domingo, durante la misa que se ofreció por San Valentín, “con vozarrón estupendo, dio lectura a un papel” en el que se anunciaba la excomunión.
Mientras estuvo en Trujillo, el bachiller Juan de Mori se familiarizó con los problemas de los indígenas de Piura, que iban frecuentemente no sólo por asuntos religiosos, sino también para quejarse y pedir su defensa para contra los que les arrebataron sus tierras.
No se sabe si por propia voluntad o como resultado de alguna tirante situación o por razones de servicio, el hecho fue que el bachiller Juan de Mori resultó nombrado cura de la parroquia de Catacaos, lease propiamente como el valle de Ccatac Cccaos , vicario y comisario del Santo Oficio de la Inquisición y de la Santa Cruzada.
Su arribo a Catacaos se produjo cuando era corregidor de Piura don Fernando de la Riva Agüero.
El párroco se encontró que no obstante los dispositivos a favor de los indígenas había dado el virrey Blasco Núñez de Vela , Vaca de Castro, la Gasca y los virreyes Toledo y Guadalcázar, en realidad los indígenas no poseían tierras. Corregidores, encomenderos, hacendados y autoridades en general, así como indígenas notables de otros repartimientos y PARCIALIDADES habían tomado casi todas las tierras disponibles, no obstante los justos títulos, los fallos de los gobernantes y haberlas pagado en alto precio los indígenas de Catacaos.
Por lo tanto, una de las principales tareas del nuevo párroco, fue DEFENDER Y restituir a los INDIGENAS en su heredad. Ante todo, buscó y logró el desestimiento del capitán Carlos La Chira, gobernador de Catacaos, que había logrado por composición, le adjudicaran por 100 pesos de 8 reales, tierras que se consideraban libres, pero que según el CURA MORI pertenecían a los indígenas , La Chira que antes y después de estos sucesos siguió luchando en los estrados judiciales y ante las autoridades para que respetasen los derechos de sus representados, accedió. De esta forma y tras de devolver al capitán sus 100 pesos, los indígenas por mediación y defensa del bachiller Juan de Mori, lograron las tierras libres existente entre Tacalá y la Muñuela, pagando 500 pesos.
El escritor cataquense Juan Jacobo Cruz, refiriéndose a la obra del Cura Mori , dice “que no se descuidó ni el aspecto social ni el religioso de su sagrado ministerio y que organizó y juramentó a diez cofradías. Inició, igualmente, la reconstrucción del templo malogrado con el sismo de 1,630 y enseño a los indios a tejer sombreros de paja, contratando expertos de Celendín para que les hicieran conocer las técnicas de ese trabajo.
Catacaos (Hispanizado ) ha honrado la memoria de este benefactor de sus habitantes, erigiéndole un monumento en la plaza de armas, que según el escritor Cruz Villegas, se terminó en 1888 a iniciativa del Dr. Manuel Yarlequé Espinosa, corriendo su ejecución a cargo del escultor peruano Antonio Robles.
También el colegio nacional, de Catacaos lleva el nombre de este buen sacerdote,asi mismo uno de los Distritos del bajo Piura lleva su nombre ,el Distrito de Cura Mori cuya capital es Cucung Arác .
HIMNO AL DISTRITO DE CURA MORI
CORO
PUEBLO ALTIVO QUE AVIZORAS TÚ HISTORIA
DESDE EL FONDO DE TU CORAZÓN BENDITO
PUEBLO ALTIVO QUE POR TU SER PALPITO
LA VERDAD MILENARIA DE TU GLORIA
ESTROFA
EN SU SUELO ........... CONTINUA .....
LAS TIERRAS DE LOS GRUPOS ETNICOS ( Y SU CULTURA )
( AQUÍ ENCONTRAMOS EL TERMINO MENÓN)
Antes de la llegada de los conquistadores, los nativos de los grupos étnicos cultivaban las tierras que pertenecían a los caciques, y Curacas . bajo un sistema parecido al yanaconaje.
Los españoles que se afincaron en el suelo como encomenderos y aún muchos que vivían en otras regiones, se apoderaron de las mejores tierras de los valles de la costa piurana, como recompensa por sus servicios en la conquista.
Losindigenas jamás renunciaron a ellas y menos en el valle llamado Ccatac Ccaos
Cuando llega Vaca de Castro a Piura en 1542, se presentan ante él los caciques Francisco Achútiga de Colán, Lucas Cutivalú de Catacaos, Narciso Capullán de Sechura y Domingo Copis de Olmos, para reclamar su derecho sobre las tierras de sus cacicazgos. A eso agregaban para mayor mérito el haber pagado hasta la fecha por concepto de tributo la cantidad de 300,000 pesos. Vaca de Castro, respetando los derechos de los encomenderos, accedió a reconocer a los reclamantes como propietarios de las tierras sobrantes, desde Payta hasta Olmos y dispuso el pago en el Tesoro Público de 20,000 pesos de ocho reales cada uno, otorgando por tal razón 1,184 recibos. Fueron esos los primeros documentos probatorios que sirvieron a los indios para reclamar en mejor forma su derecho. Don Jacobo Cruz V. Se ocupa en su obra “Ccatac-Ccaos” de este hecho histórico.
Posteriormente, el virrey Blasco Núñez de Vela y sus oidores, disponen el 9 de mayo de 1544 se de posesión a los indios de las tierras que les pertenecen y señalan los límites de las mismas.
La Gasca en 1548, recibe en el Cuzco a Cristóbal Pablo Inca, representante de las comunidades de Sechura y de Olmos, que siguen reclamando por sus tierras y dispone que la Real Audiencia de Lima, atienda a los reclamantes, en virtud de lo cual se dicta el 22 de abril de 1549 las providencias correspondientes con intervención del escribano real don Pedro de Avendaño.
En 1572, el cacique Juan Chunga, indígena ladino, toma una manifestación a los indigenas de Sechura y la Muñuela, los que expresaron que esas parcialidades reconocen como cacica principal a doña Isabel Capullana. Los mencionados indios procedían de las reducciones de Tangarará y de Castillo.
El 20 de marzo de 1575, Gonzalo Prieto Dávila, alcalde ordinario de San Francisco de la Buena Esperanza de Paita, adjudica a Pablo La Chira las tierras de Zucumer (o Cucumuedades) que limitaban con las de Yupita que por entonces pertenecían al cacique Francisco Marcavelica y con las tierras de La Para del cacique Pascual.
Sobre estas adjudicaciones hay un documento en el Archivo de Piura, con fecha 13 de diciembre de 1823 que el intendente y comandante general Miguel J. Seminario y Jaime, dirige al gobernador de Catacaos con motivo de un reclamo del Cabildo de Piura de deslinde y límites.
Al hacer historia, el cabildo dice lo siguiente: “En el año mil quinientos setenta y cinco, Gonzalo Prieto Dávila, alcalde ordinario de esta ciudad, su jurisdicción y términos, por orden superior procedió a la reducción y población de Catacaos, trayendo a varios caciques indígenas del río de La Chira y otros puntos, señalándole a cada cacique e indios las tierras que les eran suficientes para sus parcialidades. Al cacique Pablo de la Chira, le repartió las tierras de Cucumuedades, que lindan con las del finado D. Pascual, y con las tierras de Yupita lindantes para la parte del río arriba, las mismas que compuso el capitán Juan Lozada Quiroga en el año mil quinientos noventa y cinco con el juez de visita capitán García de Paredes Ulloa”.
Como puede apreciarse, por el sistema de reducción, se trasladaban a los caciques y gran cantidad de indígenas de un lugar a otro, invocando su mejor conveniencia, pero posiblemente para evitar rebeliones.
Pablo La Chira, probablemente era hijo del caique que Pizarro encontró en las proximidades de Tangarará y estuvo a punto de ajusticiar, época en que era muy joven.
Como las tierras del Bajo Piura estaban siendo entregadas a caciques de otros lugares, los alarmados indígenas de Catacaos, acudieron en demanda de justicia ante el virrey Toledo, para que les confirmarse la propiedad de las tierras y señalase límites. El virrey accedió y el 13 de abril de 1578 emitía una provisión que prácticamente es el reconocimiento de las comunidades indígenas de Colán, Catacaos, Sechura y Olmos.
Pablo La Chira para irrigar sus tierras construyó una acequia que atravesaba las tierras de Orotilán, pertenecientes al cacique Juan Cucio. Parece que por condescendencia y negligencia de Cucio, el cacique La Chira fue extendiendo sus tierras.
Hacía muy poco que San Miguel del Villar había sido fundada, y don Juan Cadalso y Salazar, se encontraba muy ocupado atendiendo las necesidades de la nueva ciudad, cuando recibió la queja de Pablo La Chira, en el sentido de que Gonzalo Cucio, hijo y heredero de Juan Cucio, se negaba a dejar pasar el agua por la acequia. Se trataba de un caso de servidumbre de aguas, en el que el quejoso buscaba se reconociera su derecho.
Por aquel entonces había llegado a Piura el visitador de tierras don Melchor Escobar, el cual, conjuntamente con el capitán Cadalso y Salazar, se abocaron a solucionar el litigio.
El fallo fue favorable a La Chira, y tal fallo refiriéndose al canal que pasaba sobre estas tierras de Orotilán pertenecientes a Gonzalo Cucio dice: “sobre lo cual (el canal) le habían dado mandamiento de amparo la justicia y me pidió (dice Cadalso) le diese ahora mi amparo para que no perturbasen en manera alguna, lo cual por mi visto, juntamente con ello, habiéndome informado de lo susodicho y vistas las dichas tierras y acequias, cuando fui a ver las demás tierras de este valle de Catacaos; acordé de dar y di el presente, por el cual mando a los caciques, alcaldes ordinarios y demás indígenas de este pueblo de Catacaos, que no se metan en las dichas tierras del dicho don Pablo La Chira, llamadas Cucumer y Orotilán, donde tiene y está la dicha acequia, ni consientan que se le metan en ellas otra persona alguna y se las deje labrar y cultivar como cosa suya propia sin que en ello le pongan estorbo, ni impedimento alguno, so pena de cien pesos para la cámara de su majestad, además de que serán castigados. Hecho en San Juan de Catacaos a siete días del mes de septiembre de mil quinientos ochenta y ocho años. Firmado Juan Caldaso Salazar – Por mandato del visitador Melchor Escobar.
Como se puede apreciar, La Chira consiguió despojar a los Cucio de sus tierras de Orotilán.
Pero en 1595 el capitán Juan Lozada Quiroga, logró despojar a los descendientes de Francisco de Marcavelica, solicitando y obteniendo del juez de visita, capitán García de Paredes Ulloa, las tierras de Yupita. También García de Paredes resulta más tarde poseedor de tierras.
A la muerte de Pablo La Chira, le sucedió su hijo Carlos La Chira que llegó a ser capitán y gobernador de Catacaos. Desde ese cargo asumió en repetidas oportunidades la defensa de los indios, si bien por un momento pretendió aumentar sus tierras.
Así se encontraba la situación cuando llega el año 1645 y con el arribo del juez de tierras Juan Dávalos Cuba Maldonado, los indígenas de Catacaos por intermedio de su apoderado y defe nsor el bachiller JUAN DE MORI Y ALVARADO , deciden recobrar sus tierras.
Carlos La Chira había logrado por 100 pesos la adjudicación de tierras libres que los indígenas habían estado reclamando como suyas. Sin embargo llegó a un acuerdo con el bachiller Mori y aceptó devolverlas, debiendo a cambio reintegrársele lo que había pagado.
El 20 de julio de 1645 se presentó en la plaza de Catacaos el juez visitador Juan Dávalos con el escribano Bartolomé Holguín y mediante pregón invitó a todos los que tuvieran títulos por registrar o reconocer, presentaran su documentación.
El bachiller Juan de Mori solicitó la adjudicación por composición de todas las tierras sobrantes comprendidas entre Tacalá o Tajamar y el sitio de la Muñuela. Presentó en apoyo los documentos emitidos por Vaca de Castro, Blasco Núñez de Vela, La Gasca y Toledo.
En la región tenían tierras el licenciado Baltasar Durand Guitiño, el capitán García de Paredes, el capitán Hernando Troche Buitrago, Miguel Ruiz Calderón, María Alcedo Uribe y Lorenzo Llequerllupur.
El bachiller o Cura Mori se comprometió a pagar por todas las tierras 600 pesos de 8 reales cada uno, de los que 100 pesos eran para devolver al capitán Carlos La Chira por las tierras de Cusuco. Como por el momento MORI no tenía esa suma para cancelar, se le dio plazo hasta marzo de 1647. Como fiador se presentó don Sebastián Calderón. En cuanto a los 100 pesos, los pagó al día siguiente de la adjudicación, al contador de la Real Audiencia capitán Isidoro Céspedes.
En el documento del 13 de diciembre de 1823, al que nos hemos referido anteriormente y que obra en el Archivo de Piura, se menciona este acto de adjudicación de la siguiente manera:
“El año 1645, don Juan Dávalos Cuba Maldonado, hizo igual repartición de tierras a todos los indígenas, sobrando de las novecientas fanegas que se midieron; cuatrocientas, por no haber ya indígenas a quien repartirlas. Estas fueron compuestas por el Dr. Juan de Mori, a favor de dichos indígenas con el mismo compositor en la cantidad de seiscientos pesos, apropiándose para sí de doscientas fanegas”.
Una vez más y tras de 35 años, el capitán Carlos La Chira vuelve a interponer reclamo en nombre de los INDIGENAS de Catacaos, contra los de Sechura por usurpación de las salinas de Chocholla.
( ………………..SOBRE L TERMINO MENÓN …………)
El 23 de agosto de 1660, el capitán La Chira solicitaba la intervención del corregidor de Piura Juan de Silva y Mendoza. Lo hacía La Chira como gobernador del pueblo de Catacaos y representante de los repartimientos de Chocholla, Menón, Ñapica y Copaval que eran reducciones de Catacaos. Muchos años después el conde de Villanueva del Soto, fiscal protector general, falló en Lima a favor de los reclamantes.
En 1680, el cacique Sebastián de Colán y Pariñas, reclamó para sus parcialidades, las tierras de Cucumur (otros las llaman Zucumur o Cucumedades) así como Orotilán, que estaban en poder del anciano Carlos La Chira. Se abocó al estudio de este problema judicial el corregidor Pedro Sedavalles, actuando como escribano don José de Céspedes.
En el archivo departamental de Piura hay un juicio contra el bachiller Juan de Mori y Alvarado, por 1,297 pesos por pago de tierras de Catacaos, que terminó en 1646.
…………….CONTINUARA ………………..